Resumen
Tras los atentados del once de septiembre, el gobierno de los Estados Unidos de América emprendió una lucha contra el terrorismo prevalido de sus propios métodos; por ello, con la colaboración de diversas naciones, sobre todo europeas, llevó a cabo un programa de entregas extraordinarias de sospechosos a quienes, en secreto y sin orden judicial alguna, se privó de la libertad, desapareció, torturó y recluyó en cárceles e instalaciones destinadas a tales efectos, como la base de Guantánamo. En el artículo se examinan estos hechos a la luz del derecho internacional de los derechos humanos.