Abstract
Colombia ha llegado a situarse como el cuarto país de América Latina en producción de desechos electrónicos, dado que de acuerdo con información publicada por el Instituto para el Estudio Avanzado de la Sostenibilidad de la Universidad de las Naciones Unidas (2015), en 2014 fueron generadas en el país 252.000 toneladas de residuos electrónicos, es decir, el equivalente a 5,3 kilos por persona en el año, aproximadamente el 6,5 % de la producción para toda América Latina (3.904.000 t). En este contexto las discusiones en torno a la producción y gestión de este tipo de residuos en el país, no es cuestión menor. Así, tomando en consideración lo anterior, surge la necesidad de hacer frente a fenómenos como la obsolescencia programada que genera cada vez una mayor cantidad de residuos, pero teniendo en cuenta que ello da lugar a una serie de responsabilidades que recaen no solo en productores y proveedores exclusivamente, sino que también es un asunto que involucra a los consumidores, como un agente activo de la cadena de posconsumo, para garantizar una gestión adecuada de estos residuos que no ponga en riesgo el medioambiente y por consiguiente la vida de todos los seres que lo habitamos.