Testimonios gráficos de la crisis migratoria de 1994: narrativas de los cubanos detenidos en la Base Naval de Guantánamo
Resumen
En 1994 yo era una estudiante de Letras en la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana. Como la mayoría de los cubanos que vivían en la isla, estaba pasando por todas las carencias asociadas con el “Período especial en tiempos de paz”. No se trataba solo de la falta de alimentos, de luz eléctrica y transporte; se trataba además de una profunda crisis de valores, de un sentirme anestesiada por la catástrofe en que se había convertido la vida cotidiana desde 1990. Vivía en Alamar, ese otro espacio de catástrofe cotidiana que intentaba paliar con caminatas frecuentes a Cojímar, al mar. Fue desde la costa de Cojímar que presencié cómo muchos se lanzaban al mar en balsas. Recuerdo en particular a una familia que se llevaba hasta al perro, en una balsa que parecía imposible de tan frágil. La gente les decía adiós desde la costa, como si se fueran a un paseo, como si no estuvieran a punto de arriesgar sus vidas cruzando el Estrecho de la Florida. Me pregunto con frecuencia qué suerte corrió esa familia. Esa es la imagen que conservo de la crisis migratoria de 1994.