The promised militarism... the "war of all the people".
Abstract
El aire autoritario de los “estados embrionarios” (Pro Ruíz 2013, 6) que se formaron luego de la Independencia se debe, en parte, tanto a la concepción que sobre la administración de lo público se formaron aquellas primeras élites socioeconómicas del siglo XVI, basada en el servicio prestado al añadir “a costa de su sangre y haberes… estas ricas posesiones a la Corona” (Amaya 2014, 85); como al lugar político que ocuparon los cuadros de las tropas que combatieron al ejército de la metrópoli, sobre todo durante la primera mitad del siglo XIX. Considerar al Estado como parte del patrimonio privado, fenómeno muy común en la América meridional, parece desprenderse del “servicio” prestado con las armas… muy acorde con el sentido de lo heroico hidalgo español, fuente de privilegios y prebendas. Aun así, el militarismo no puede ser visto como una herencia que haya permeado la dinámica política de la región. A pesar de que la figura del “ciudadano en armas” no echó raíces profundas en la América Hispana, el caso cubano asoma la cabeza como una excepción. El autoritarismo del régimen cubano se puede explicar desde la herencia política mencionada arriba, pero no su militarismo. También hay que considerar la naturaleza del estado cubano que sustenta su legitimidad en una revolución popular, en el rol activo de la población en la defensa de aquella y, retóricamente, en las decisiones de gobierno.