Resumen
La corrupción suele ser una conducta sistemática y perniciosa en un amplio número de sociedades que, en algunos casos, es sancionada por la ley. Sin embargo, la legislación penal, por ejemplo, no es suficiente para que un sujeto en particular genere, mediante un discernimiento interno, acciones con contenido moral u orientadas a lo bueno y a lo justo. A este respecto, el presente artículo de reflexión señala cómo el derecho y la moral, elementos dialécticos y complementarios de la razón práctica, determinan principios y obligaciones que deben atender todos los sujetos para salvaguardar el bien de los individuos y, en definitiva, el de la sociedad.
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