Abstract
Los pueblos, conocidos en la historiografía tradicional como bárbaros llegan en diversas oleadas a Europa entre el siglo IV y el siglo XIII. En este artículo se pretende mostrar que el factor decisivo para la integración y civilización de los diversos pueblos que llegaron al Imperio fue el cristianismo y que Roma no habría tenido la capacidad de absorberlos. Para ello investigaremos algunas características de la expansión de Roma y los principios intrínsecos al cristianismo que le permitieron civilizar a los invasores.
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